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Mostrando las entradas de 2012

Un amigo de verdad

Eclesiastés 4:10 ¿Alguna vez has sido lastimado por un amigo? ¿Has experimentado la decepción de una amistad? Lamentablemente, a todos nos ha sucedido. Tarde o temprano alguien nos queda mal, nos traiciona, nos decepciona o nos desilusiona. Sin embargo, existe algo dentro de nosotros que nos empuja a seguir desarrollando relaciones interpersonales. Tenemos una profunda necesidad de sentirnos conectados, de tener compañía y de ser aceptados. Es hasta que nos lastiman que nos desconectamos para evitar el dolor y el sufrimiento pero no fuimos diseñados para estar solos. Necesitamos a alguien que nos comprenda; que nos ayude. No podemos andar de llaneros solitarios. Es por eso que reconciliar nuestras relaciones interpersonales siempre es la mejor opción. Salomón dijo "Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡Ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!" Desafortunadamente, nuestro mundo está lleno de personas que se han caído y no tienen a

Encendido en Enojo

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Efesios 4:26 Nadie se despierta enojado. Siempre existe algo que enciende ese gatillo emocional. El enojo siempre es producido por el dolor, la frustración, el temor, la vergüenza, y el resentimiento. Las injusticias o el dolor nos dejan muy incómodos y vulnerables. De manera que las cambiamos por el enojo. ¿Sabe por qué? Porque cuando estamos enojados nos da un sentimiento de que estamos en control. Sin embargo, ignorar esos gatillos que causan el enojo es como ignorar esa luz de advertencia que aparece en el tablero de su carro al cubrirla con tape negro. Quizás cubra la luz pero a la larga hará más daño. Cuando no tomamos en serio el dolor de nuestro pasado es como ponerle tape a esa luz de advertencia. Cuando nos convencemos de que esa decepción que vivimos “no fue la gran cosa” es como si ignoráramos esa luz de advertencia. Ahora bien, sin importar cuál haya sido la provocación aun tenemos que tratar con la emoción secundaria que es el enojo porque es nuestro. Entonces,

FUNCIONANDO POR FE

Había una vez un viajero, que caminaba por el desierto cuando llega al borde de un cañón. Buscando la manera de cruzarlo, se da cuenta que hay una larga cuerda extendida hacia el otro lado. Mientras sus ojos empiezan a seguir la cuerda hacia la otra orilla; se queda atónito al ver a un hombre caminando hacia él, confiadamente conduciendo una carretilla. Al llegar a la orilla de su lado, el viajero exclama: —¡Eso es asombroso! El hombre de la carretilla le pregunta: —¿Crees que lo pueda volver hacer? —Estoy seguro que sí, contesta el viajero. —Si lo has hecho con tanta confianza. —¿En verdad crees que sí lo puedo volver hacer? —Sí, definitivamente sí. —Muy bien, de acuerdo, dijo el hombre de la carretilla, —Súbete y te llevo al otro lado. La mayoría de las veces nuestra falta de fe limita nuestras posibilidades. La fe es creer lo suficiente para actuar. Lo que sucede es que a la hora de la verdad nos da miedo dar el paso y por consiguiente nos paralizamos. El mied