LOS SIETE ESPIRITUS DE DIOS

"Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra" (Apocalipsis 5:6).

Los Siete Espíritus se refieren al corazón de Dios que es espíritu. Para que nosotros podamos recibir respuestas de parte de Dios es necesario que entendamos Su corazón y voluntad y que pidamos Sus respuestas de acuerdo a Su voluntad. El estándar de las respuestas de Dios es la palabra de los siete Espíritus. El "siete" en este verso no significa que tiene siete espíritus, sino que es un número que simboliza lo completo en un sentido espiritual, y los siete Espíritus son el Espíritu completo de Dios.

Dios observa y examina a todos los hombres en el mundo entero con los siete Espíritus que son enviados desde el corazón de Dios (Apocalipsis 5:6). Los siete espíritus examinan y miden de manera exacta los corazones, los pensamientos, las palabras y las obras de todos los hombres, y Dios otorga Sus respuestas y bendiciones a aquellos que son correctos según Su justicia y medidas. Así como debemos pagar por los vegetales o la carne de acuerdo a su peso para comprarlos, debemos cumplir con las condiciones de las respuestas de Dios de acuerdo a la medida de los siete Espíritus para recibir las respuestas de Dios. ¿Qué miden los siete Espíritus?

Primero: La medida de nuestra fe

La fe que miden los siete Espíritus es la fe espiritual acompañada por obras, la cual es otorgada por Dios en la medida en la que desechemos la maldad y lleguemos a ser santificados (Santiago 2:22). La razón por la que la primera medida es la fe es porque todas las demás medidas se miden en base a la fe.
El Dios de justicia estableció diferentes estándares de medida de acuerdo con la medida de fe de cada uno, y los siete Espíritus miden cada uno con los diversos estándares. Los siete Espíritus miden primero la fe de cada uno y luego las demás seis áreas de acuerdo a esa medida de fe. Debemos demostrar las obras de fe que sobrepasan el nivel de fe para poder recibir las respuestas de Dios a nuestras grandes oraciones, y esta es una oportunidad para mejorar nuestra fe y llevarla a un nivel mayor.

Segundo: La medida de nuestro gozo

El gozo es una de las pruebas representativas que confirman que hemos sido salvos y que hemos llegado a ser hijos de Dios. ¿Con qué otra cosa se podría comparar el gozo de haber sido rescatados del camino al Infierno, a la muerte eterna, y de haber obtenido vida eterna y la entrada al Reino de los Cielos? El gozo es la prueba de nuestra fe. Ya que tenemos plena certeza de la existencia de Dios y de la firme confianza en Sus respuestas a nuestras oraciones y súplicas, podemos regocijarnos en medio de cualquier situación o circunstancia. El gozo proviene de la paz. Por tanto, si tenemos paz con todos a nuestro alrededor, el Espíritu Santo nos dará paz y el gozo sobreabundará en nosotros.

Tercero: La medida de nuestra oración

Como está escrito en la Biblia, debemos orar a fin de recibir respuestas de parte de Dios. Las formas de oración que agradan a Dios son: la oración constante, la oración de rodillas, la oración que busca la voluntad de Dios, la oración en voz alta, la oración sincera y ferviente (Lucas 22:39-44). Si nosotros oramos a Dios de esas maneras, naturalmente clamaremos a Él con todo el corazón, mostraremos la actitud que lo honre y oraremos con fe y amor, y entonces pronto recibiremos Sus respuestas.

Cuarto: La medida de nuestra gratitud

Si nosotros creemos claramente que Dios nos ha bendecido con salvación y respuestas, debemos darle gracias a Él desde el fondo del corazón. ¿Cuán grato es tengamos la vida eterna gracias al amor de Dios habiendo estado destinados a caer en la muerte eterna? Y si nosotros creemos que Dios nos guía en cualquier situación como nuestro Padre, podemos dar gracias en todo. Si somos gratos con Dios, no sólo en una condición que merezca agradecerse, sino también en las dificultades, y si oramos siempre a Dios con fe, Él causará que todo se de para nuestro bien.

Quinto: La medida de nuestra obediencia a los Diez Mandamientos

La Biblia tiene muchos mandamientos de Dios que nos dicen lo que debemos o no debemos hacer, lo que debemos obedecer y lo que debemos desechar. El enfoque de todos los mandamientos de Dios está impregnado en los Diez Mandamientos. La observación de estos Diez Mandamientos es una evidencia de nuestro amor por Dios (1 Juan 5:3). Así como podemos hacer cualquier cosa que desee uno de nuestros seres amados, en la fe sucede lo mismo. Si realmente amamos y creemos en Dios, guardaremos y obedeceremos Sus mandamientos con gozo.

Sexto: La medida de nuestra fidelidad

Dios anhela que seamos fieles, tanto en nuestras responsabilidades encomendadas por Dios como en todos los aspectos que se relacionan con nosotros (Números 12:7). Cuando nosotros no sólo desarrollamos fielmente nuestras responsabilidades asignadas por Dios sino que también somos fieles en todas las áreas incluyendo nuestros hogares y lugares de trabajo, seremos consideramos como personas enteramente fieles. Dios se deleita cuando somos fieles en todos los aspectos de acuerdo a la Palabra de la verdad de Dios, no sólo en acciones sino con todo el corazón.

Séptimo: La medida de nuestro amor

El amor desempeña el papel de cuerda que hace que las demás medidas se completen. No importa cuánto hayamos orado, cuántas tareas hayamos cumplido, cuántas obras de Dios hayamos logrado, y cuántos mandamientos hayamos guardado; todo se hace completo y verdadero solamente mediante nuestro amor a Dios y a los hermanos en la fe.

Como lo dice la medida de los siete Espíritus, la fe es la primera de las siete medidas porque sólo aquel que tiene fe verdadera puede regocijarse y agradecer, orar sin cesar, guardar los mandamientos de Dios, ser fiel en todos los aspectos y llevar una vida diaria digna de ser hijo de Dios. Pero nuestra fe y todos los demás factores no son de beneficio a menos que tengamos amor, por eso los siete Espíritus miden en último lugar nuestro amor.

Amados hermanos y hermanas en Cristo, Dios desea dar a Sus hijos amados todo lo que pidan. Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes reciban respuestas y bendiciones de acuerdo a la medida de los siete Espíritus.

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